Memento, pues, Thomas de Quincey, Del asesinato considerado como una de las bellas artes.“Si uno comienza por permitirse un asesinato, pronto no le dará importancia a robar, del robo pasará a la bebida y a la inobservancia del domingo, y acabará por faltar a la buena educación y por dejar las cosas para el día siguiente”. Pues mutatis mutandis, Rubiales ( vuelta de tuerca especialmente siniestra de la futbolera mafia de Porta y, después, Ángel María Villar), grosso modo. Arabia Saudí y Piqué( 24 millones en comisiones). De perfil en el caso Negreira. Salobreña y putas y farlopa y su viaje a Nueva York en otoño de 2018. Sueldo fijo a los 'colegas' de las territoriales. Grabaciones de conversaciones privadas con altos cargos del Gobierno del antaño tron Sanchinflas. “Desprecios" a Valencia, Sevilla, Villarreal y Atlético de Madrid. Y lo más reciente: lleva a hombros a Athenea del Castillo y se cuadra el paquete delante de la esposa del coronado Letizio, en plan “mechupáiselpollóncabronasdelaPérfidaAlbión o Vildaolétushuevos”. ¿Su ineludible e inefable crepúsculo? El beso ( ¿ consentido? ) más famoso de la historia universal. Jennifer Hermoso Fuentes, of course.
Operación psicológica
Luis Manuel Rubiales Béjar, verosímil corrupto, consolidado patán, zafio y muy maleducado. Pero ello no excusa bajo ningún pretexto tratarlo como a un violador o, casi, un irredimible genocida. Lo vivido desde la victoria española en la final del mundial del insufrible fútbol femenino, despiadado linchamiento, verecunda lapidación, inaudita caza de brujas, asesinato civil, episodio singularmente violento de la implacable y brutal y cruel satrapía feminista que padecemos hoy en España.
Rubiales, por este asunto, no debe dimitir y debe defenderse, mientras pueda y como pueda, de la diabólica, a fuer de invivible y tiránica paranoia del femimierdismo patrio padecida en los postreros cinco días. Feminismo, abracadabrante y carpetovetónico MeToo, contra la libertad y contra la igualdad. España, tierra de descerebrados y subnormales, infrahumanos pues, donde payasas bagatelas son elevadas a asuntos de Estado.
Y viceversa.
En fin.