El Pistolero, alias, Carlos García Juliá, alcaldable por FE de las JONS por mi ciudad, Bilbao. El candidato a la capital vizcaína fue condenado en 1980 a 193 años de cárcel por el asesinato de los abogados Enrique Valdelvira, Luis Javier Benavides, Francisco Javier Sauquillo, Serafín Holgado y Ángel Rodríguez Leal y por dejar gravemente heridos a Alejandro Ruiz-Huerta, Luis Ramos, Miguel Sarabia y María Dolores González. El falangista fue detenido en marzo de 1977 tras cometer el crimen. Ya en 1991, y tras 14 años de maco, le concedieron la libertad condicional. Tres años más tarde, García Juliá aprovechó un permiso que le dieron por trabajo para fugarse y desaparecer. En diciembre de 2018 fue detenido por las autoridades brasileñas y extraditado a España. Tras su forzado retorno, la Audiencia Nacional le transmitió que debía volver al trullo durante un decenio más. Su abogado consiguió que la causa llegase al organismo de Ciudad Real, que había impuesto una sentencia contra él posterior a la del órgano jurisdiccional de Madrid por el secuestro en 1979 del director de la cárcel provincial y de su familia. Una revisión de la condena en mayo de 2020 adelantó su salida de prisión a noviembre de ese año, gracias a la aplicación de los beneficios penitenciarios que había logrado antes de largarse de Bozalistán
Atocha, 24 de enero de 1977
Gladio/OTAN/CIA, tantas veces les he hablado de ello. El sello asesino de Gladio más recordable fue el asesinato, en enero de 1977, de cinco abogados laboralistas en un despacho de la calle Atocha, en la Villana y Cortesana de Carapolla. Oficialmente, el crimen fue endosado a tres pistoleros ultraderechistas españoles: Fernando Cerrá, Fernando Lerdo de Tejada y el hoy célebre y citado Carlos García Juliá (fugado, recordemos, con la connivencia de togados y ropones, y ¿ transformado en narcotraficante? Recordemos la orden de extradición de la Audiencia Nacional al gobierno de Bolivia ya que dos años después de su huida de España Carlos García Juliá fue detenido en Bolivia por tráfico de drogas y financiación de grupos paramilitares).
Prosigamos con Atocha 55. Este trío blaspiñarista, digamos, devino la "aséptica" y perfecta fachada para hurtar responsabilidades políticas y policiales que, incluso, iban más allá de las fronteras españolas. Ultras franquistas nostálgicos de difusos búnkeres y que asesinan a “rojos” “y aquí paz y después gloria”. Muy de serie made in Victoria Prego ( o más recientemente en DMAX, Los años de la transición).
Pero las cosas suelen ser de otra manera, por ejemplo apuntadas ya desde el inicio por Juan Antonio Bardem en la estimable cinta Siete días de enero. Digamos otros amagos y ribetes y perfiles que muchos han tratado, todavía hoy, de encubrir intencionadamente. La Internacional Negra/ Ordine Nuovo, claro: al menos un terrorista italiano de Gladio estuvo también presente en la masacre ( pretexto “ideal” para legalizar poco después el PCE). TODOS estaban teledirigidos por la policía y los servicios secretos españoles. La conexión terrorista italo-española estaba de nuevo sobre la mesa ( tras la escabechina en la carlistada de Montejurra).
El agente de Gladio en Atocha fue Carlo Cicuttini (se barajó también la posibilidad de que fuese otro neofascista, Pier Luigi Concutelli): italiano Comité Ejecutivo para los Servicios de Información y Seguridad - CESIS - mediante, quien ya poseía constatada y brutal experiencia como terrorista en ejercicio: autor de la colocación de una bomba en un coche de unos carabinieri italianos, en Peteano, 1972, donde resultaron asesinados tres agentes. Este atentado fue atribuido, en un principio, a grupos de «extrema» izquierda (la estrategia satanizadora clásica durante toda la existencia de Gladio)…
¿ Crímenes sin apenas castigo?
...Y la pregunta del millón. Criminales, etarras o falangistas títeres de Gladio/OTAN/CIA, ¿ se arrepienten de verdad, más allá de sus años (¿ poco prolongados? ) de talego? ¿ En qué fronterizo instante un asesino deja de serlo? Pues lo de siempre: confiemos en la buena fe de los hombres y en la benevolencia de los reptiles.
En fin.