Te enfrentas, cada día, a una - política, mediática, social... - autoritaria e intolerante, totalitaria y liberticida progresía. Llámala woke, si te place. Todo lo consienten menos a ti. Te recuerdan tu ontológica "culpa" , de dimensiones cuasi teológicas. Sin expiación posible.
Bárbaros y mentirosos
Bárbara y excluyente, despótica y fanática, racista y sexista, paranoica perdida, tal "izquierda" identitaria te culpará de todos los malos del mundo mundial desde que el mundo es mundo. Del universo entero, ya puestos.
Y no pararán de darse pote: somos la hostia, comprensivos, permisivos, a fuer de inclusivos, además de flexibles y ecosostenibles y diversos. Todo completamente falso, el fanatismo de toda la puta vida, el linchamiento al diferente que no cesa, promoviendo una suerte de nuevo apartheid: endogámica y tupida, irrespirable y atroz red de identidades fijas y esencializadas.
Arbitrarios y linchadores, peligrosos verdugos
Imponiendo en todo momento y por doquiera arbitrarias exclusiones (...y un día tú que no eres ni blanco ni cispollas, serás anatemizado). Y aunque defiendan el pluralismo y fomenten la diferencia, su lugar de enunciación subjetivo (el lugar desde el cual parlan) es despiadada y salvajemente opresor y opresivo.
Fiero y desvariado mecanismo psicológico de compensar la violencia y la intolerancia, muy reales, que las minorías étnicas y sexuales sufrieron no hace tanto tiempo, la ida de olla deviene infinita. La víctima del ayer transmutada en peligroso y crudelísimo verdugo del hoy. La tiranía de las minorías...
...En mi caso, orgulloso de ser hombre, blanco, heterosexual. No solo cómodo. En fin.