Ains, el balón traspasado en el gol japonés, echando "extrañamente" a la nación teutona. Justicia poética, pues. Y voy con Marruecos, obvio, por varias razones. La primera y primordial: gonadal. Porque me sale de los cojones, a fuer de que anhelo férvidamente que pierda la Bozalistán de Luis Enrique.
Con Palestina
Y, adenda, porque los cuatro "españoles" (Jawad El-Yamiq, Ez Abdé, Youssef En-Nesyri, Bono: el mejor portero del mundo), sobre todo los dos sevillistas, me gustan de forma superlativa. Y porque los tres partidos de tales sarracenos, morunos, agarenos, ismaelitas y berberiscos varios (contra Croacia, Bélgica y Canadá) fueron sencillamente extraordinarios (lo mejorcito de esta cagarruta mundialera, junto al Serbia-Camerún y el Ghana-Corea del Sur).
Alemania y Dinamarca, mientras, vendiendo siniestro humo globalista: jaque mate en primera fase y a llorar a la terrorista omaíta OTAN. El imperio del Mal (en su día compartiendo tal honor con el comunismo soviético et alli) recibiendo lo que merecen: palo. En cambio, el país alauí reivindicando a Palestina: clasificado primero en el grupo y a octavos de final contra la antiespañola Bozalistán...
Saliéndose del guion
...Y, noble firma y rúbrica, el "¡Gracias Rusia!" (repitiendo la palabra 'spasibo') de los hinchas marroquíes, y pidiendo un micrófono en Cagar para lanzar un mensaje a Moscú. Y profundamente creyentes, di que sí: otros cánticos que la multitud marroquí compartió con los espectadores de la cadena proscrita RT en las calles de Doha expresaban su confianza en la victoria "si Dios quiere" ( Alá, claro).
Lo dicho, con Marruecos el martes. En fin.